domingo, 20 de octubre de 2019

PULPO, CEVICHE Y RECLINETA




Del puerto de Marcona - Perú, ese rico mar salado de filudas negras piedras que esconde en sus remojadas fisuras, al erizo, la lapa, y por supuesto al cerebral pulpo. Llegaron a Lima los suculentos mariscos a la cocina de nuestro mecánico reclinetero favorito, Pedro Málaga. Aquel que siempre me llama para que vea su última creación y pavonearse orgulloso. Pedro no maneja bicicleta reclinada, Pedro es cojo, Pedro es una piedra angular en nuestro grupo. 

Fino en sus acabados y preciso en sus ajustes, trajo a su taller el recién horneado cuadro de una nueva Reclineta, toma en sus callosos dedos las llaves que han hecho andar muchas de nuestras bicis, pero antes necesita un incentivo, el palmazo en el culo que el caballo requiere para andar, y llama al interesado al “Señor Oso” dueño del cuadro nuevo.


El Oso, reclinetero y chef del grupo de reclinados de la capital peruana. 

Ronald, el Oso cocinero de sangre peruana norteña, de lengua sibarítica para el limón y la sal, además cocinero exclusivo de nuestros viajes, recibe la sugerencia, de disponer en su habilidad del erizo, el pulpo y la lapa. En este taller dos cocinan, el mecánico la bici y el chef el ceviche.
Para fluir el ánimo, rica música y liquido dorado, así como se debe vivir la vida, trabajar alegres.


Pedro Málaga, el dedicado mecánico y creador de muchas de las reclinadas del grupo.
Oye no le des mucha cerveza a Pedro porque se pone cariñoso y comienza querer a todo el mundo, y te lo dice “Te estimo como a un hijo”, o el clásico “tu sabes huevón como te quiero, te tengo acá (golpeándose el pecho)” Pedro pide más reuniones con nuestra gente que está en otros distritos, de esta nuestra Lima y saltan las ideas,  “Con 20 soles hacemos una parrilla  y juntamos a todos, como aquella vez de nuestra  fiesta de bicis que cerramos la calle solo para nosotros”. Es divertido verlo disfrutar, compartir con nuestra gente.




Lo tiene muy grabado, lo que hemos hecho y construido, nuestros viajes alucinantes, las anécdotas de cómo se hicieron las primeras bicis o los amigos que vamos dejando en los lugares que hemos visitado. Entre llaves pernos tuercas, tenedor, plato y “chela” conversamos sobre aquello que nos une, la reclineta.

El Oso, cocinero y futuro usuario de la nueva reclineta.


Llama la atención que este gusto por manejar reclinado este focalizado en San Juan de Miraflores Lima, aquí hay más gente que maneja este tipo de bicis y se mantienen en su afición, pero siempre hay ciclistas que nos compran y se llevan  una bici reclinada, pero al tiempo se aburren y la revenden, así le perdemos el rastro a la bici o la vemos pasar por allí, o nos enteramos que hay un fan que nos colecciona que  tiene como cuatro bicicletas nuestras, todas diferentes porque cada uno de nosotros somos diferentes y eso se ve en los diseños. Hay que ser muy especial para manejar estas reclinetas y quedarse en ellas.
Ya está listo el ceviche y la reclineta.



No solo las reclinetas los une, también el buen comer y las ricas cervezas.

A Pedro se le sirve el ceviche con papas (sic) y a Ronald (el Oso) se le da la bici para que la maneje.
En la boca el sabor explota en fiesta picante con jugosa cebollita y en las piernas se siente la mecánica del piñón de cambios. Una con otra, una mano lava la otra, un pie empuja, el otro pie jala.     

Autor:  Eddy Callirgos