jueves, 22 de julio de 2021

"ENDURECIENDO" LA RECLINADA

 

Cuando construí mi reclinada la diseñé con suspensión trasera aunque esto demandara alguna  complicación extra en la planificación del recorrido de la cadena entre el plato y la rueda trasera. 
Después de un tiempo comenzaron las modificaciones teniendo siempre como base de prueba mi propia bicicleta. En mi caso, una de esa pruebas fue “endurecer” la bicicleta sustituyendo el amortiguador trasero por una horquilla rígida.  
La idea era ver si mejoraba el funcionamiento y de paso ganar algunos gramos de peso eliminando el amortiguador. Al mismo tiempo, pensaba que una horquilla rígida atrás mejoraría la capacidad de carga de la reclinada, y con ella la posibilidad de concretar un viejo sueño de un viaje con alforjas. 
El amortiguador que tengo no es de los mejores y me parecía que se hundiría con el peso de las alforjas e iría rebotando como una pelota con cada bache que agarrara. Aquí les cuento el proceso y alguna de mis conclusiones respecto al experimento.

El cambio debía ser reversible por si la modificación no terminaba de convencerme. 
El primer paso fue tomar todas las medidas que adoptaba la reclinada cuando me montaba en ella comprimiendo el amortiguador.  
Esto modifica la postura del ciclista sobre el asiento y hasta el ángulo de la horquilla delantera, además de la trayectoria de la cadena, etc. 
Todo debía quedar igual al montar la nueva horquilla rígida.


Comencé por tomar un viejo cuadro 26 de donde corté los caños verticales del triángulo trasero.

Al mismo tiempo soldé al caño de la reclinada que sostiene el asiento y el amortiguador, una pieza con dos perforaciones. En los brazos horizontales de la suspensión soldé dos “orejas” donde atornillaría el extremo de la horquilla vertical.


Una vez atornillado todo,  la horquilla quedaba rígida. La ganancia en peso no fue significativa pero tampoco era lo que más me importaba de la modificación. Todo el conjunto se pone y  se quita con solo 4 tornillos.


LA PRUEBA. 

La primera sensación al subir a la bici fue sentir que no se "hundía" como siempre adelantando esa dulce sensación de “mullidez” que agradece tanto la espalda del ciclista reclinado. 


"Tras las primeras cuadras de pedaleo la noté (o me pareció), que la fuerza del pedaleo se trasmitía con más "fidelidad" a la rueda trasera.  (como que todo era más directo y no se desperdiciaba potencia).

Este hecho no puedo comprobarlo de forma empírica, salvo la comparación de haberla probado antes con suspensión, hacer el cambio y volver a pedalear sin amortiguación trasera. 


Para mi gusto ahora la reclinada se había puesto un poco más “áspera”. 

Normalmente uso las ruedas bien infladas para mejorar el rodamiento, pero ahora esa dureza se trasladaba a la bici y la sentía en mi espalda. Donde no hubo problemas fue en la prueba con carga. Allí la bici iba bien más allá de los lógicos cambios de equilibrio lateral que provocan las alforjas. 

Concluí entonces, que si utilizo la reclinada sin suspensión en un futuro viaje,  tendré que planificarlo por caminos asfaltados para pedalear cómodo y no hacer sufrir mi querida reclinada. 

LA DIFERENCIA. 

La diferencia más importante que pude notar entre una configuración y otra estuvo relacionada con la “fluidez” de la marcha. 


Me explico. En países tercermundista como el mío, las calles y carreteras no son pistas de carrera.  Sus superficies dejan mucho que desear, porque, o tienen baches sin tapar o cuando los tapan los hacen con tal desidia que terminan invirtiéndolos, es decir haciendo una montañita donde antes había un pozo. Eso hace, que cuando andas sin suspensión los pasas de largo casi sin notarlo, pero otra cosa es cuando no la llevas.

En ese caso ves venir el pozo o las imperfecciones del terreno y lo primero que haces es dejar de pedalear esperado el topetazo en la espalda. La imposibilidad de evitar el pozo parándome en los pedales y levantando el culo del asiento como en las bicis tradicionales, hace que el pedaleo se vuelva discontinuo y menos disfrutable el paseo. 

Creo que en esas condiciones de “dureza” un asiento bien colchado puedo palear un poco el incordio. En conclusión, utilizaré la geometría rígida cuando necesite llevar la reclinada cargada y la disfrutaré con suspensión cuando solo se trate de hacer ejercicio o hacer los largos paseos que tanto disfruto. Al fin y al cabo la transformación de una configuración a otra no me lleva más de 15 minutos. 

...y el viaje por ahora sigue siendo un sueño...dibujado en papel.