Diogo es el primer cicloturista que recibimos en casa, luego que me
hiciera miembro de la red de intercambio global de hospitalidad gratuita para
cicloviajeros (Warm Showers).
Todo indicó desde un principio, que ni el calor ni los kilómetros
recorridos habían menguado el buen humor y la capacidad de comunicación de éste
brasileño de 34 años radicado desde hace años en la ciudad de Modelo (Santa Catarina).
Tras una ducha reparadora, Diogo habló con mi esposa y conmigo de
las distintas alternativas de su viaje, mientras mis hijos, que lo esperaban con
especial interés desde que supieron de su llegada, no perdían detalles de sus
relatos.
Así nos enteramos, de su afición por el ciclismo y por su club de fútbol
el Gremio de Porto Alegre.
Entre sonrisas recordó, que al contarle a sus conocidos que recorrería
Uruguay en bici, todos, sin excepción, le habían dicho ¡¡que estaba loco!!
Diogo exhibiendo la bandera de su ciudad, Modelo en Santa Catarina. Brasil
Diogo exhibiendo la bandera de su ciudad, Modelo en Santa Catarina. Brasil
“El cicloturismo es fantástico
–comenta Diogo- y a la vez es inexplicable.
La gente quiere que se lo
explique y no encuentro palabras.
Al cicloturismo hay que
vivirlo, no puede contarse...es el aroma de la ruta en la mañana, son los paisajes,
la gente, los sonidos del camino que recorres...es maravilloso e inexplicable a
la vez”.
Cuando le pregunto si no es lógico que ante las comodidades que brinda el transporte moderno, la gente no entienda por que los cicloturistas toman sus bicis para
hacer semejantes distancias, Diogo
responde, “en un auto uno sale y llega al
lugar que quiere mas rápido, pero se pierde el verdadero viaje, que es lo que
queda entre medio de los dos puntos... esa es la experiencia.
Cuando le pregunté por qué viajaba por Uruguay, nos habló del respecto por el ciclista que existe aquí y de la tranquilidad y amabilidad de la
gente, de la cual le habían hablado conocidos suyos.
Salió desde Bella Unión en la frontera con Brasil y regresará a su país (13 días después) saliendo del Uruguay por el Chuy.
Cuando llegó aquí le acompañamos en una recorrida por los principales puntos de la ciudad, donde hizo algunas fotos y se enteró de algunas particularidades del lugar.
Cuando llegó aquí le acompañamos en una recorrida por los principales puntos de la ciudad, donde hizo algunas fotos y se enteró de algunas particularidades del lugar.
A su lado mis hijos Matías y Rocío seguían todas sus reacciones con
interés, sin que el idioma fuera una barrera para establecer vínculos.
Uno de mis objetivos era, que mis hijos conocieran gente
distinta, con otro idioma, con inquietudes diferentes y otra visión de la vida y el mundo.
A lo mejor en el futuro, ellos también abrirán las puertas de sus casas para recibir a viajero o serán recibidos también como viajeros por otras personas... solo
Dios sabe.
Lo bueno está en que entiendan, que mas allá de las costumbres, raza o nacionalidades, seguimos siendo gente y como tales apreciamos la comprensión y el trato del semejante.
Lo bueno está en que entiendan, que mas allá de las costumbres, raza o nacionalidades, seguimos siendo gente y como tales apreciamos la comprensión y el trato del semejante.
Al otro día, tras desayunar, conversar y acomodar su equipaje en la bici
nos despedimos, Diogo seguía su camino rumbo a la localidad de Nuevo Berlín.
Hay que seguir el camino. En una mañana que prometía altas temperaturas, Diogo reanudó su viaje cicloturista.
Con su visita a casa, quedó cumplida la máxima que inspiró la creación
del sitio de DUCHAS CALIENTES ...”en ocasiones puedes tener un visitante en casa, compartiendo buenas historias y una buena bebida”.
Además de eso, Diogo en su paso por nuestra casa, nos dejó el inspirador ejemplo de que aún en los tiempos que corren, es posible la utopía de salir a recorrer en bicicleta un país extranjero y
enriquecerse conociendo lugares y personas.
Hoy, cuando todo es prisa y estrés, que alguien acompase su vida al ritmo
de una bici, es por lo menos admirable.
Fue revelador para nosotros comprobar, que cuando la gente quiere entenderse, las barreras idiomáticas no son
tales y que lejos de impedir hacen más divertido el entendimiento.
Compartir el hogar con un ciclista viajero es sin duda una experiencia
aconsejable.
Diogo...¡¡que tengas un excelente viaje y que al regresar al Brasil lleves
contigo la mejor impresión de mi país y su gente!!