domingo, 30 de enero de 2011

APUNTES Y REFLEXIONES AL COSTADO DEL CAMINO


 Constructor de su propia recumbent y dueño de una mirada aguda sobre algunos aspectos  del mundo de las reclinadas, GERMÁN BARBATO ensaya aquí algunas “estocadas profanas” contra varias “verdades” normalmente aceptadas en la “liturgia reclinada”.  
Aerodinámica

"Bueno, amigo y colega en la “locura”, como no nos vemos nunca y está lloviendo y no puedo salir, te escribo:
Ayer volvía de ruta 3 por Avenida de las Américas y al pasar el puente seco sobre avenida Roldán embalé a lo que me daba la pedalada en el plato chico y piñón más pequeño (38-11). Antes de la mitad de la bajada dejé de pedalear, miro la ciclocomputadora, 43 k/h. Observé que estaba en la posición de reposo, los pies a mitad del recorrido de los pedales y se me ocurrió ¿qué pasa si pongo los pies más aerodinámicos? Estiré la pierna derecha al máximo y puse los pies apuntando hacia adelante tanto como me fue posible y ¡Increíble, 48 k/h en un instante! Por las dudas puse las piernas en posición de reposo y casi instantáneamente ¡otra vez 43 k/h! Una cosa es leer sobre los beneficios de la aerodinámica, experimentarlos en carne propia es realmente fantástico. Ahora tengo que probar en el plato grande, en el que tengo 54 k/h registrados, quien te dice que no llegue a 60 sin pedalear."
Germán Barbato y su "Velotec" tomando una curva junto al Río Uruguay.

Las contras de las reclis.
Todos hemos hablado hasta el cansancio de las ventajas de nuestras queridas reclinadas.  Y¿quién habla de las contras? Casi nadie. Como me considero honesto, paso a enumerar las contras que más de 3000 km de pedalear me han mostrado.

1 – ¡No podés pararte en los pedales!
Esta es la joda más grande, te hace sufrir como un desgraciado en los cuesta arriba muy empinados con viento fuerte en contra. Y no me digan que con plato chico y el piñón más grande subís cualquier cosa en el molinillo, a menos de 10 k/h y haciendo fuerza como un condenado estás a punto de irte al suelo al menor incidente que se te cruce en el camino.

2 – ¡No podés pararte en los pedales!
¡Otra vez la misma joda, pero ahora en el tráfico! No poder pararte te quita una barbaridad de capacidad de aceleración cuando más la necesitás, lo que te complica las maniobras en calles transitadas (para mi que vivo en el centro es realmente un problema).

3 – No podés hacer un mandado rápido.
Imposible llevar una mochila, y no hay lugar para ubicar un bolso, por lo menos en mi High-Racer. Y no me hablen de poner una parrilla, mi bici es para la alta performance.

El banderín

Es muy cierto eso de que hay muchos que repiten lo que leen en Internet y, por ejemplo, terminan poniéndole una banderita a la recli o al trike, que debe ser la idea más ridícula que he leído en muchos años.
Que no me digan que un automovilista (ni alcoholizado, drogado o durmiéndose) que viene manejando no nos va a ver, siempre ven un pozo grande, o un gato, o un perro, y hacemos más bulto que cualquiera de ellos.
Cuando alguien choca un caballo o una vaca también se puede chocar a un elefante, o a vos por más banderín que tengas.

Los mecánicos

Si querés agregarle otra contra a las recli, aquí va: A los mecánicos de bici no les gusta trabajar con ellas, son (por lo menos la mía lo es) más largas, son difíciles o aun imposibles de montar en un soporte hecho para soportar bicis comunes y las miran como si fueran una especie de abominación. Yo me las arreglo con mecánica liviana frenos, cambios, ruedas, pero donde se precisan herramientas especiales, al mecánico). Alexis Rodríguez, que es un crack de la mecánica y muy buen amigo desde hace más de veinte años se la banca a la Velotech, pero me doy cuenta que lo incomoda. Que le vas a hacer...

Germán Barbato