viernes, 12 de abril de 2013

16.000 km: LA HISTORIA DE UN VIAJE AL PASADO.

Por. Sandro Rivero
Cuando leí  en el sitio de Warm Showers la historia de este californiano que me solicitaba hospedaje no dudé en darle el ok.

David Grossman (48), en su mensaje de presentación me contaba que hacía 32 años había vivido 2 meses en mi ciudad con una familia de aquí y que aquella experiencia lo había marcado para siempre. “Seguro estaría viviendo otra vida si no hubiera conocido Uruguay a los 17 años –me contaría después.  Al momento de aquel mensaje, David pedaleaba a 400 km de aquí y se proponía llegar a Paysandú después de haber viajado 11 meses y recorrer 16.000 km en bicicleta,  desde San José, California hasta Uruguay.

Finalmente llegó una tarde soleada de Semana Santa con su español “agringado” pero  perfectamente entendible, sus alforjas y la  toda expectativa del regreso a Paysandú. “Cuando estaba a dos kilómetros de la ciudad- me decía- me dí cuenta que no quería llegar, porque eso significaba el final de mi  viaje, pero a su vez quería ver nuevamente el lugar que marcó mi vida...fue todo muy raro”.

Tras ducharse y acomodar su equipaje, en casa nos fuimos enterando de su historia. Así supimos de los 6 años de trabajo ahorrados para hacer este viaje, de sus ideas acerca de su país y del mundo y que a pesar de haber hecho su viaje en bici, nunca había sido un fanático del  ciclismo

Las anécdotas del viaje se desgranaron sin prisa ante la expectativa de  mis hijos que escucharon todos los detalles de la aventura del “gringo” sin perder palabra. 


El reencuentro

Cuando salimos a dar una vuelta por la ciudad le pregunté a David si quería  visitar la casa donde había vivido hacía 32 años. 
Hasta entonces, él no sabía que había sido de la familia Laviano.
En aquel entonces, ellos lo había recibido como un estudiante de intercambio becado por AFS , una organización internacional que opera en más de 50 países.
Ema y Luis, los padres de familia que junto a sus hijos recibiera a David en Paysandú hace 32 años. La vida siempre dá una oportunidad para las reencuentros deseados.(foto extraída del reportaje de 4 paginas que le realizó el diario local El Telégrafo) 

Cuando llegamos a la casa me ofrecí a tocar el timbre ante el evidente nerviosismo de mi invitado. 
“Todo está igual me decía asombrado mientras observaba la casa y se tomaba el rostro con gesto nervioso”.
Al llamar, asomó a la puerta una señora que a pesar de demostrar desconfianza por nuestra presencia, cuando le dije quien me acompañaba y le nombré a David estalló de sorpresa y alegría. 
Ema no lo podía creer y David entre risas solo atinaba a decir ¡Oh my God! una y otra vez ...olvidándose que no es creyente.
Tampoco Luis, el esposo de Ema salía de su sorpresa. 
Entre risas, exclamaciones y anécdotas ellos y David recordaron uno a uno los momentos vividos 32 años atrás e hicieron mención a las cartas que le habían escrito y que nunca habían llegado a sus manos. 
El matrimonio no salía de su asombro cuando David les contó que había llegado a Paysandú en bicicleta desde los EEUU. En medio de aquella efervescente conversación, me retiré para no malograr la intimidad del encuentro.

David volvería mas tarde a casa para  compartir con nosotros distendidos momentos de charlas y anécdotas viajeras, dejándonos a mi familia y a mi los mejores recuerdos de un ser humano sensible, crítico del consumismo irracional y creyente en las buenas relaciones entre humanos, sin diferencias, sin guerras estúpidas y con más entendimiento.

Así nos habló también de la hospitalidad de los mexicanos, de su admiración por la magnificencia del desierto y de la soledad tumultuosa de las grandes ciudades, donde a pesar de estar rodeado de gente puedes sentirte irremediablemente solo.


David en el Yatch Club Paysandú.

Un “gringo perdido en Colombia”

Nos enteramos también de su extravío en territorio de las FARC, (la guerrilla Colombiana), solo por confiarse en la ruta que le marcaba el Google Map de  su tablet.
Según contó, en medio de un camino convertido en sendero se dió cuenta que estaba perdido, a pesar que el mapa digital le seguía marcando un camino, que después se enteraría ya no existía desde el año 1994 . 
Dos indias que encontró en el sendero le aconsejaron que desandara el camino porque aquel no lo llevaba a ninguna parte.
De regreso al pueblo donde había iniciado la jornada fue interrogado por la policía indígena del lugar. 
"Al principio yo enojarme mucho -cuenta David en su español "agringado-, pero después darme cuenta que no era  bueno para mi, porque aunque los policías indígenas no tenían armas, igualmente demostaban tener poder en ese territorio". 
Mas tarde entendería, que lejos de incriminarlo por su condición de extranjero, la policía del lugar querían asegurarse que saliera de aquel territorio en una pieza.
Seguramente, la desaparición de un “gringo" - como se autodenomina David - en su territorio, le traería problemas.
Así fue que me metieron en un Jeep a mi bicicleta y a mí, se subieron unos cuántos de ellos y así, apretados y a los tumbos por un camino  rural llegamos a una ciudad donde me entregaron a la Policía Nacional de Colombia.
Recién allí se enteró que la guerrilla colombiana ya sabía de su presencia en el territorio.
Los de las FARC andan  preguntando por el gringo en bicicleta...
Hasta entonces "nunca fui consciente del peligro...y todo gracias Google maps! ironiza David".

Recorriendo la calle principal de la ciudad en busca del desaparecido Centro Bar donde  pasara tantas horas en rueda de amigos.

Después de 16.000 km recorridos David concluye, "a mi me gustan los paisajes, pero más me gusta el contacto con la gente que los habita".
En el viaje muchas veces el gran desafío es convivir con uno mismo. Estar tanto tiempo a solas, sin tv, sin cosas que distraigan, te obliga lidiar contigo mismo.”


Cada ciclista viajero que ha llegado a casa tiene un relato que contar, una filosofía que le es propia, una historia de vida que lleva a cuestas.
Todas esas experiencias son lo que lo hacen diferente a ti… que te enriquece.
Si quieres este tipo de vivencias, dale morada a un viajero en bici...aprenderás un poco del viajero y de ti mismo.
Tal vez sea una buena decisión suscribirte a la página de cicloturistas Warm Showers y después me cuentas.-