martes, 4 de febrero de 2014

Ángelo: UN RECLINADO EN NÁPOLES

Por: Sandro Rivero
En el Uruguay de Ángelo (66) diríamos que es de esos tipos que se dan  “maña para todo”.
En España, por las mismas habilidades, lo llamarían un “manitas”.
Perteneciente a una generación donde se aprendía a hacer de todo, Ángelo Vettor, recuerda haber construído su casa y también aprendido a soldar entre otras cosas. Tiempo después llegaría la fabricación de reclinadas artesanales de las que nos ocuparemos ahora.


Lo de las bicicletas reclinadas le llegó no hace tanto, tras descubrirlas a través de  internet.
-“Construí mi primera reclinada en el año 2012”- recuerda Ángelo.
El primer modelo nació de unas partes de viejas bicicletas con la cual comenzó a experimentar con la construcción de reclinadas y el disfrute de las mismas.

En los modelos que siguieron, perfeccionó detalles de la original, pero manteniendo algunas características  a lo largo de toda la gama.
Ángelo inspira sus creaciones en la legendaria  Relámpago P38, por lo que es común en sus bicicletas la  sencillez y el bajo peso.




El cuadro de una de sus reclinadas en la mesa de soldadura. En cada nueva reclinada se ajustan detalles que mejoran la anterior.

Una de las reclinadas de Ángelo apostada frente al Castelo del´Ovo (1128) (Castillo del huevo), emplazado en el golfo de Nápoles. Allí cuenta la leyenda napolitana, que Virgilio escondió un huevo mágico en los cimientos del castillo. Sin ese huevo la fortaleza se destruiría y Nápoles sufriría catástrofes irremediables.

Sus asientos, construídos con caños soldados los fabrica con poco ángulo de inclinación, lo que lo coloca en una posición más erguida que sin duda lo ayuda en el pedaleo al momento de hacer frente a las subidas en los caminos de montaña.

Las cajas pedaleras de sus reclinadas son soldadas a un tubo sin regulación, ya que la posición del ciclista se ajusta corriendo el asiento.
-“Al momento de hacer una reclinada todos los detalles son importantes –dice Angelo. –“Hay que hacer todo con paciencia y realizar muchas pruebas antes de soldar”.
Llama la atención, que este emprendedor italiano, ha fabricado todas sus reclinadas con rodado 20 adelante, cuando por su altura podría también haber utilizado un rodado 26.


















Una de las últimas creaciones de Ángelo. Una llamativa 20-20 dotada de suspensión en los dos ejes.

En algunos casos, Ángelo usó el rodado 20 con una horquilla con amortiguación que coloca los pedales a una buena distancia del suelo.
Cuando fabricó cuadros utilizando tubos de acero cromo molibdeno los mismos resultaron ser ligeros y fuertes y han llegado a pesar 9 kg.
Cuando pregunto a Ángelo, por qué utiliza las bicicletas reclinadas, este laborioso napolitano, destaca la comodidad de las reclinadas y la ausencia de dolores en cuello, espalda y próstata como los principales razones para usarlas.


Disfrutando de sus tres pasiones, las bicicletas reclinadas, la naturaleza y la fotografía.

Este reclinado italiano, parece haber logrado conjugar el pedaleo cómodo en sus bicicletas, con los largos recorridos por los hermosos paisajes de Sicilia a los que retrata con otra de sus pasiones...la fotografía.
Aunque no ha emprendido viajes de cicloturismo, me cuenta que suma alrededor de 8000 km a bordo de sus reclinadas.
-He calculado- termina diciendo Angelo- que 10 horas en una reclinada es igual a 4 horas pedaleando en una bicicleta normal. No queda nada más que agregar ¿no?


Aquí se lo ve pedaleando por los caminos de Sicilia en el Parque Nacional de Cilento. ¡Gracias Ángelo! por sumar tu experiencia al blog, ¡hasta pronto!