sábado, 15 de septiembre de 2012

“¡TU TAMBIEN PUEDES SOÑAR, PLANEA, HAZLO!”


Thomas Lusmaier es uno de esos aventureros cuya incurables pasión por conocer otros territorios lo ha llevado a distintas partes del mundo. Esta afición según recuerda, le viene desde joven, cuando con sus amigos hacían largos paseos en bicicletas. En este “largo paseo” Thomas utilizó 14 meses de su vida para recorrer en solitario las Américas desde Alaska a Ushuaia (Argentina) . Esta aventura que no es una primicia pues ocurrió en 2009, es sin embargo inspiradora.  Con su bici y un pequeño trailer monorueda emprendió su aventura destinada a conocer los caminos  de América y escalar las montañas mas altas de cada país (otra de sus pasiones).

La Challenger Seiran y el pequeño trailer monorueda utilizado para la travesía.
La reclinada ya había empleada en una aventura similar, con lo cual tal vez sea la primera recumbent en hacer tamaña travesía en dos oportunidades.

En su página Thomas documenta  su extenso viaje con la mirada amplia del que ha visto mucho mundo, pero que no ha perdido la capacidad de asombro. Lo que sigue es una suerte de compendio de las conclusiones que hace este reclinado aventurero, una vez finalizado el viaje por la ruta mas larga del planeta...la Panamericana.
  Cruzando un puente en Costa Rica.
“Sé que suena a cliché -dice Thomas-, pero realmente fue la aventura de mi vida! Recuerdo que había muchas voces escépticas y en un momento y en la primavera de 2009 sentí que todo el mundo me desaconsejaba el viaje. 
-Escuché a mi corazón, confiado en mi propio juicio y me di permiso para ir. Me siento orgulloso de haber completado todo el recorrido.
Estoy feliz porque regresé a casa con buena salud y sin accidentes incapacitantes. La gente me pregunta cuál es la cualidad más importante que debes tener para llevar a cabo con éxito un viaje así. Yo diría que usted tiene que tener la determinación para empezar, la perseverancia hasta el final, y un poco de suerte para volver sano y salvo.
 Pedaleando después de la lluvia en el sur argentino.
- La bicicleta (Challenge Seiran) queda demostrado que ha sido una buena elección. He disfrutado de la comodidad que brinda en el viaje.
- Yo esperaba que la gente fuera amable y curiosa, pero a veces la atención dispensada era casi abrumadora! 
Para un viaje la receta es: sólo tienes que tomar un día a la vez y divertirte mientras lo haces.
A menudo me encontraba en la paradójica situación que cuanto menos me preocupaba por los pequeños retos diarios a lo largo del camino, más fácil era superarlos. (Por ejemplo dónde encontrar comida o un lugar donde pasar la noche.) Siempre funcionó de alguna manera, y la confianza pura en este simple hecho me alivió muchos problemas.
El relajado discurrir del reclinado en medio de la campiña estadounidense. Faltaban muchísimos kilómetros para alcanzar el extremo sur del continente pero la experiencia indica que hay que disfrutar un día a la vez.

Durante el último año he tenido más tiempo para explorar nuevos países, andar más caminos, subir más montañas y conocer gente, que de otro modo me habría llevado una década entera conseguirlo! 
-He aprendido mucho acerca de los 14 países que he visitado, en particular los que no había visto antes. Aprendí mucho sobre mí mismo, mis motivaciones, mis deseos, y comprendí que puedo vivir bien con muy pocas posesiones y comodidades. ("La felicidad no viene de tener mucho, sino de estar apegado a poco!" - Cheng Yen).
Tuve el placer de ver mi cuerpo soportar bien los rigores de tantos kilómetros y montañas. 
Fue genial poder consumir grandes cantidades de alimentos y bebidas,  mientras que simultáneamente sólo me preocupaba de no perder demasiado peso! 
Horas de solitario pedaleo en baja California. El camino, el paisaje y todo el tiempo para rumiar pensamientos e ideas.

Uno de los aspectos más gratificantes del viaje fue haber conocido a mucha gente interesante (convertidos en nuevos amigos) o extraños amables y hospitalarios de los cuales la mayoría probablemente nunca voy a ver otra vez). 
Después de innumerables contactos amistosos, pequeños regalos, invitaciones y el aliento de tanta gente, no puedo dejar de pensar que donde quiera que vayas hay buenos seres humanos, de confianza, de buen corazón, realmente emocionado al ver semejante aventura. 
Al ver las amplias sonrisas en los rostros de los camioneros, los trabajadores al borde de la carretera, los pastores y los agricultores en sus campos, los niños en edad escolar-o la gente en la parada del autobús, o los funcionarios atónitos en las fronteras, aeropuertos y terminales de autobuses, no puedo dejar de pensar que algunos de los muchos niños que alertaron a sus amigos o familiares acerca del extraño aspecto de mi bicicleta que nunca habían visto antes ("Mira, mamá, Mira la bici!"), ¿se les pueda ocurrir un día hacer un viaje semejante cuando sean grandes?. 
No puedo dejar de pensar que a algunos de los cientos, si no miles de pasajeros de coches asomando por las ventanillas tomándome fotos con sus teléfonos celulares, les puedo haber despertado algunos de sus propios grandes sueños.
La exuberancia de la naturaleza acompaña al viajero en su solitario camino al  sur.
Si mi comportamiento durante esos encuentros "allá afuera", mis escritos y fotos en la web inspiran sólo alguno de los miles de estas personas para que tomen la iniciativa y vivir su propia gran aventura, entonces yo veo eso como un gran éxito. 
Un amigo cercano dijo que estaba pensando en sus propias aventuras, después de haber visto lo que yo había hecho. Inspirar a los demás es una de las sensaciones más gratificantes que he tenido en este viaje, así que permítanme terminar con este espíritu, recordándole que tú también, puedes soñar, planear, hazlo!
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