sábado, 24 de enero de 2015

Ricardo Rubino: ENTRE NATALIA, SU “CHACA Y “LA CHUECA” .



Ricardo Rubino
Futbolero e hincha fanático de su querido Club Atlético Chacarita Juniors (Chaca), Ricardo Rubino (47) tiene una historia pasada y presente con las bicicletas reclinadas. Su relación con las bicis viene de lejos. Hace un tiempo, hacía 20 km todos los días en una incómoda montain bike con la que iba a su trabajo de repartidor de diarios. Hoy , encargado de un edificio en Buenos Aires, disfruta de su reclinada RIVECK BIKE a la que bautizó como “LA CHUECA”. De esta forma nos cuenta cuando fue que vio por  primera vez una reclinada.

-“Conocí las reclinadas hace muchos años –dice Ricardo- viendo una película en la que el protagonista era un científico que iba a su trabajo en una bici muy rara para mí.
Me quedé sorprendido y admirado de ese señor que pedaleaba recostado y parecía muy tranquilo y descansado al surcar una ruta de esas típicamente americanas, rectas, con montañas a su alrededor... 
Desde entonces era mi SUEÑO DEL PIBE, andar en una de esas.
Un día, volviendo de un paseo por el Delta me volví a topar con una reclinada, esta vez en vivo y en directo. Fue cuando vi como su dueño tomaba un pequeño impulso para subir a esa bicicleta tan distinta y salía como una flecha entre los vehículos de la avenida. 
Desde ese día me propuse viajar en una".

PRIMER INTENTO PARA HACER UNA RECLINADA.
Ricardo intentó entonces construir una recli hecha con madera multilaminada y tras dibujar, calcular y poner manos a la obra, finalmente el proyecto quedó inconcluso.
El destino sin embargo le tentaría nuevamente.

UNA RECLINADA EN LA MASA
  -Yo era, y sigo siendo, habitué a las salidas de MASA CRÍTICA  en  BUENOS AIRES- dice Ricardo. Salimos a pedalear en masa todos los primeros domingos del cada mes, y durante la primer noche de luna llena.

-"Ahí también vi reclinados, varios personajes con trikes y bicis que llamaron mi atención. Así fue que me metí en internet y conseguí un par de fabricantes argentinos que las haçían. Algunas  escapaban de mi presupuesto, pero había uno que estaba cerca y con muy buen precio. Llamé a Adrián de RIVECK BIKE y quedamos en que probaría una. A los pocos días Adrián estaba en la puerta de mi edificio explicándome cómo debía manejar este tipo de bici. Lo logré al segundo intento y me fui a dar una vuelta a la manzana. Demás está decir que me encantó. Me puse a juntar unos pesos y la compré".


MEJORANDO “LA CHUECA”
-Con las piezas que había comprado para mi propia recli, (la de madera) le hice unas mejoras a la que recién había adquirido. 
Le puse una rueda trasera con piñón de siete coronas y amortiguación delantera. Con un fleje que encontré me construí el apoyacabeza (muy importante a la hora de pedalear por mucho tiempo), y algunos chiches más como un cinto para ajustar equipaje bajo el asiento, (en mi caso es un bolsito con las herramientas).
Además le agregué, el soporte de un matafuego de un kilo que me sirve de portacaramañola para una botella de gaseosa de litro y medio o en su defecto un termo de esos inoxidables. También le puse guardabarros plásticos cortos de MTB, luces, alforjas, y una antenita para la bandera Argentina...

-El bautismo rodante ocurrió tres días después, en una MASA CRÍTICA. Allí encontré a otro que tenía la misma bici que me había comprado, pero sin las mejoras que yo le hice a la mía. Todavía no le sentía el gustito que me imaginaba que tendría, pero sólo era porque tenía poco tiempo de entrenamiento en la conducción de una reclinada.

BUSCANDOLE EL  PELO AL HUEVO
-Cuando animé a Ricardo para que me contara los pro y los contra que le veía a una reclinada me dijo;  la conducción de una reclinada tiene ventajas, y desventajas-concluye Ricardo- que relata algunas que le tocaron a él. En primer lugar, uno debe olvidar todo lo que aprendió sobre cómo andar en bicicleta. El equilibrio es totalmente diferente en una recli. Ya no se hace equilibrio con los pies sino con el cuerpo. La primer pedaleada debe ser firme y haciendo fuerza con la pierna apoyando la cintura en el asiento y no colgándose del manubrio de la bici. Hay que relajarse y gozar.
-Una vez aprendido a montarla es necesario aprender a doblar, en una bicicleta de configuración tradicional, se dobla desde un punto de apoyo externo al cuerpo, (es decir se dobla por delante de la bici) en una recli, el punto de apoyo está debajo del cuerpo, por lo tanto la bici dobla "antes" de lo que uno supone. En cuanto al desplazamiento he comprobado que la aerodinámica que tiene una recli hace que no tenga que esforzarme al pedalear con un viento en contra. Al principio se me complicaba en las subidas muy pronunciadas, pero con el tiempo se acostumbra uno a pedalear en subidas fuertes, en ese caso uno no puede hacer fuerza parándose en los pedales, y debe hacerlo apoyando la espalda en el asiento. 

SALIDAS EN RECLINADA
-Volviendo a mi relación con LA CHUECA, al poquito tiempo salió una pedaleada al PARQUE  PEREYRA IRAOLA, que es una reserva ecológica en las cercanías de la ciudad de La Plata, provincia de Buenos Aires. Había llovido unos días antes y por los senderos del parque, habitualmente  transitado por ciclistas en MTB, marchaba mi reclinada subiendo y bajando cuestas como si su configuración no importara. Lo único que no puedes hacer una reclinada es saltar obstáculos- dice RICARDO-, lo demás es muuuuy divertido. He pasado pozos con barro hasta el eje de la rueda y salí airoso pedaleando con más fuerza que en las MTB. Es más efectiva, un tanquecito.
Natalia y su hija Carolina pedaleando en una salida de Masa Crítica
-En una de esas pedaleadas conocí a Natalia la que es mi pareja actualmente, el amor de mi vida. Luego salieron viajecitos  de unos 60  o 70 km, que hacían que disfrutara más del paisaje porque no debía preocuparme por los dolores de cuello, muñecas, entrepierna.
En fin... disfruto mucho de mi bici.
Cuando lo consulto por las reacciones de la gente a su paso me contesta.
-La gente primero se ríe, después me dicen: VAS CÓMODO NO...? ¿Y NO TE DORMÍS...?
Ricardo llevando a Carolina en una de las ediciones nocturnas de Masa Críticas Buenos Aires.
-Después están los bocinazos, los pulgares arriba, hasta aplausos he recibido. Yo uso la bici para ir a estudiar, para pasear a mis nietos con el asiento correspondiente, para desplazarme por la ciudad, para divertirme, viajo hasta en tren y a veces se me complica en los furgones, cuando van muy llenos, pero no me impide disfrutarla.
Finalmente Ricardo termina diciendo, creo que ya no volveré a subirme a  otra bicicleta que no sea reclinada, mientras se aleja en “La CHUECA” dividiendo sus pasiones entre su “Chaca, La Chueca y Natalia su pareja.

viernes, 9 de enero de 2015

EXPERIMENTANDO LA TRACCIÓN DELANTERA

Su preocupación por el aumento del precio de los combustibles y la necesidad de bajar de pesos lo hicieron descubrir el mundo de las bicicletas reclinadas. Se interesó por las recumbent de fábrica pero lo desalentaron sus altos costos, así que decidió echar mano a su ingenio.

Luego de haber construido varios prototipos y reformado muchos de ellos, este entusiasta español radicado en Cijuelas (España) comenzó a experimenta con la tracción delantera en sus reclinadas.

Seducido por una de las más novedosas configuraciones del mundo de las reclinadas me cuenta, "te mando algunas fotos de los experimentos, tras bajar las cajas del pedalier. Hice como me dijiste y he ganado en estabilidad y en maniobrabilidad, estoy muy contento con el resultado hasta ahora.
"Se podrían bajar algo más pero tendría que cambiar las horquillas y volver a soldar ...."
Fabián que no tiene soldadora sin embargo se las arregla para utilizar de manera ingeniosa todas las partes de bicis en deshuso.

Solo basta mirar algunos de sus trabajos para darse cuenta que Fabián no da nada por perdido y aprovecha todo las partes de bicicletas que deja arrumbadas en su garajes.
Felicitaciones Fabián y a seguir adelante.