lunes, 6 de junio de 2011

Cicloturismo: LOS SIETE MANDAMIENTOS.


Si te construiste una bicicleta reclinada o la compraste, serás consciente que tienes un transporte con la cual puedes recorrer distancias relativamente extensas sin  hacer  un esfuerzo desmedido.
En estos tiempos frenéticos en que nos empeñamos en viajar a mil por hora, sin saber muy bien por qué corremos tanto, las bicis y en especial las reclinadas, son vehículos que nos reconcilian con la “velocidad natural del hombre”, que nos armonizan con el entorno.
Cuando viajamos en ellas, los paisajes y la gente no son un borrón que queda atrás como cuando vamos en choche, sino que en nuestro sereno transitar, respiramos aromas y escuchamos sonidos  disfrutando nuestro discurrir por el camino.

 ¿No se te ha ocurrido dejar de lado tus recorridos habituales  y aventurarte a un viaje turístico a bordo de tu recli?
Ojo, que no estoy proponiendo que dejes todo y que te largues a recorrer el mundo en bici, sino que experimentes las salidas cortas para tomarle el gusto a la cosa.

El francés Paul de Vivié (1853-1930), ciclista, inventor y periodista fue un fanático del deporte que amalgamó los saludables beneficios del pedaleo con las inigualables vivencias de recorrer distancias y lugares solo por disfrutar del paisaje y de la naturaleza.
Vivié que es considerado uno de los padres del cicloturismo, dejó un legado de  siete mandamientos que aún hoy son válidos tanto para los ciclistas tradicionales como para nosotros los reclinados.

 Si un día de éstos te levantas con ganas de cargar tu reclinada con equipaje y  sales al fresco de la mañana con ganas de conocer caminos nuevos, aquí te dejo los 7 mandamientos para que los tengas en cuenta. 

Aconsejaba Paul de Vivie:

1. Hacer pocas paradas y cortas, para no perder el ritmo.

2. Comer antes de tener hambre y beber antes de tener sed. Frecuentemente, pero en        pequeñas cantidades.

3. No llegar hasta la fatiga anormal, que te hace perder el apetito y el sueño.

4. Abrigarse antes de tener frío, destaparse antes de tener calor. No temer al sol, al aire ni al agua.

5. Cuando menos durante la ruta, eliminar de la dieta tanto la carne, como el vino y el tabaco.

6. No forzar, no sobrepasar la capacidad de uno mismo, especialmente durante las primeras horas, cuando uno se siente con fuerzas.

7. No pedalear nunca por amor propio.

 Paul de Vivie (Velocio) (1853-1930) considerado padre del cicloturismo.

Decía Paul de Vivie en su revista “Le Cicliste” ; “Después de un largo día en mi bicicleta, me siento fresco, limpio, purificado. Siento que he establecido contacto con mi entorno y que estoy en paz. En días así estoy impregnado de un profundo agradecimiento por mi bicicleta. Incluso si no me divirtiera pedaleando, aún así lo haría por conseguir la paz en mi mente. ¡Qué maravilloso tónico es estar expuesto a luz brillante del sol, a la lluvia, al asfixiante polvo, a las gotas de niebla, al aire rígido, a los vientos que te castigan!" 

 “La bicicleta no sólo es una herramienta de transporte, sino también un medio de emancipación, un arma de liberación. Libera el espíritu y el cuerpo de las inquietudes morales, de las enfermedades físicas de la existencia moderna, de la ostentación, de la convención, de la hipocresía – dónde la apariencia lo es todo, donde parecemos, pero no somos nada –.”