sábado, 25 de septiembre de 2010

HACER TURISMO EN RECLINADA

                                  León
Cuando a Europa se le empiezan a caer las primeras hojas de los árboles y aquí reverdecen las primeras flores, allá en el viejo continente, algunos han hecho lo que aquí algunos desearíamos emprender con la llegada del buen clima.
Se trata de cuatro colegas españoles que tomaron 3 reclinadas (2 Street Machine y una Hase) mas una MTB (nadie es perfecto) y se lanzaron a hacer una semana de cicloturismo de alforjas, recorriendo 500 kilómetros que los pasearon por la geografía de varias provincias y algún tramo del Camino de Santiago. La ciudad de León ha sido el inicio y final de éste recorrido cicloturista que se cumplió montando el vehículo ideal para una travesía…las BICICLETAS RECLINADAS. Las 167 hermosas fotos que documentan este viaje las puedes disfrutar en : http://picasaweb.google.com/lozano.josep.lluis/LeonLeonEnReclinada?authkey=Gv1sRgCMOXh5v8vK2N0QE#5511649040139407986

Aunque no se haya inventado la máquina digital que registre las emociones de la aventura, al menos una foto del momento servirá de disparador  para los cuentos al regreso en la rueda de amigos. Algunos de ellos se preguntarán, que hacían clavados frente al televisor mientras sus compinches se bebían los soles y los vientos del camino. 
Y bueno…cada uno sabe como disfrutar la vida. Algunos a puro sacrificio y otros equipados para  disfrutar del camino. 

¡Mirá esas bicis!.. la eterna expresión de asombro que conocemos los reclinados. Aún circulando por un tramo del Camino de Santiago, las reclinadas tampoco pasan desapercibidas.

Un alto en el camino para retomar fuerzas y buscar un lugar fresco donde almorzar. Nunca faltará el vecino diligente que sea gustoso informante de los lugares para conocer en cada poblado.
Cuando el calor hace mella y la transpiración ofende las narices  mas curtidas, allí está el regalo del paisaje para premiar el esfuerzo.
Las reclinadas son máquinas insustituibles para hacer largas jornadas de cicloturismo sin tener que irse a la cama con dolores y molestias en el cuerpo. Son cómodas plataformas desde donde mantener distendidas tertulias con los compañeros de viaje, mientras se transita mansamente disfrutando el paisaje. Al otro día, el desayuno, cargar alforjas y otra vez a gozar la ruta. Caminante no hay camino, se hace camino al andar...

1 comentario:

jfcarrizoflores dijo...

Las fotos de los campos con fardos redondos y sin alambrados me hace acordar cuando realicé mi segunda travesía;en el dpto. de San José proximo a Juan Soler me llamó la atención los campos sin alambrar y llenos de fardos color oro,daba gusto ver todo ese paisaje.-